La Mentira es faltar a la verdad a sabiendas. Es una afirmación
falsa que crea una idea o una imagen
también falsa.
Pero la mentira “tiene patas cortas”, es decir, que no llega muy
lejos; porque los mentirosos tienen que tener ante todo muy buena memoria, si
no quieren ser descubiertos.
El que miente necesita falsear la verdad para dar una imagen
diferente de la que realmente tiene. No está conforme consigo mismo y en lugar
de mejorarse auténticamente se oculta tras una máscara o disfraz inconsistente.
Una mentira es el comienzo de una cadena de mentiras infinitas
que hace que el mentiroso produzca en los demás una imagen de personalidad
caótica.
La personalidad paranoide es fabuladora porque se siente
perseguida y criticada y necesita continuamente reivindicarse.
La mentira tiene la función de fabricar personas y mundos falsos
que hasta el que los inventa se los cree.
Una vez que se ha instalado el hábito de mentir es muy difícil
salir de él; porque la confianza de los otros se pierde diciendo una sola
mentira y para recuperarla pueden pasar muchos años.
Además, el que miente se está mintiendo a si mismo
convirtiéndose en alguien irreal que no existe.
Hay muchas formas de mentir. Están las mentiras piadosas que son
para no herir susceptibilidades, aunque siempre es mejor pecar por omisión
antes de caer en una mentira.
Leemos mentiras históricas en muchos libros porque
lamentablemente nadie puede ser objetivo contando un hecho del pasado con
absoluta fidelidad, porque no puede evitar agregarle datos de su propia
experiencia o ideología.
Y por supuesto hay muchas mentiras políticas que todos hemos
podido comprobar después de las elecciones.
En realidad, vivimos en una sociedad mentirosa donde todos nos
manejamos con tacto, que en última instancia significa mentir.
El mentiroso cree muy en el fondo que es despreciable y desde
esa baja autoestima surgen las mentiras; que en definitiva son inútiles porque
la verdad siempre se filtra por algún lado.
Fdo: EL NAVEGANTE
Fdo: EL NAVEGANTE
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